El cáncer es una enfermedad del genoma, cuyas complejidades se han ido dilucidando con el tiempo y con las mejoras tecnológicas. Los cariotipos realizados en la década de 1970 revelaron por primera vez relaciones entre aberraciones específicas de los cromosomas y determinados cánceres. En la década de 1980 se identificaron los oncogenes responsables de la leucemia mieloide crónica (BCR-ABL) y y la amplificación del gen HER2 en un subtipo agresivo del cáncer de mama. En consecuencia, las proteínas oncogénicas se convirtieron en la diana del desarrollo terapéutico destinado a detener sus funciones aberrantes y detener la progresión del tumor. De hecho varias terapias dirigidas contra la proteína HER2 están ahora aprobadas por la FDA debido a su capacidad para prolongar la supervivencia en pacientes cuyos cánceres de mama tienen esta alteración genómica.
Con la finalización del Proyecto Genoma Humano en 2003, los investigadores del cáncer pudieron identificar alteraciones somáticas específicas en los diferentes cánceres humanos. Esto brindó la oportunidad de explorar las interacciones gen-fármaco en el contexto de terapias dirigidas específicas como los inhibidores de la tirosin quinasa. En el último enfoque, la PCR específica de genes y la secuenciación de Sanger se utilizaron para caracterizar el estado mutacional de los genes en pacientes con cáncer que respondían o no al tratamiento con estos nuevos inhibidores de moléculas pequeñas. Estos y otros estudios proporcionaron evidencia de vínculos entre genes, alteraciones específicas y terapias y marcaron el comienzo de nuevos paradigmas de diagnóstico que involucraban la secuenciación del ADN.
El conocimiento genómico del cáncer se aceleró significativamente con la aparición de la tecnología de secuenciación masiva y su aplicación al estudio de los genomas del cáncer, a partir de 2008. Estos estudios han permitido caracterizar las alteraciones genómicas de decenas de miles de cánceres a una altísima resolución y han mejorado nuestro conocimiento de cómo se crea cada genoma del cáncer a partir de diferentes combinaciones de alteraciones somáticas. Como consecuencia de la secuenciación de genomas normales coincidentes de pacientes con cáncer, comprendemos mejor el alcance de las alteraciones de la línea germinal heredadas y de novo o espontáneas que dan como resultado la susceptibilidad al cáncer.
De hecho, esta nueva comprensión del cáncer como una enfermedad del genoma, junto con nuestra capacidad para interrogar a los tumores de manera integral, nos permite explotar de manera inteligente las vulnerabilidades genómicas del cáncer utilizando terapias específicas para dianas moleculares concretas. En consecuencia, ha surgido un enfoque de “precisión” para el tratamiento del cáncer, basado en el uso de secuenciación masiva, análisis avanzados y bases de datos destinadas a predecir dianas terapéuticas para pacientes individuales.
Estas contribuciones describen los tipos de datos complejos, los enfoques analíticos y las bases de datos específicas del cáncer que se requieren para caracterizar con precisión los genomas del cáncer individuales e identificar nuevas dianas terapéuticas. Describen descubrimientos genómicos en tipos raros de cáncer, estudios de medicina oncológica de precisión de pacientes individuales, mecanismos de resistencia a la terapia y otros aspectos importantes de esta disciplina emergente. Los comentarios exploran el lado personal de cómo es beneficiarse de un diagnóstico genómico, para crear herramientas que ayuden a interpretar los datos genómicos del cáncer, para organizar esfuerzos que amplíen el acceso a estos enfoques modernos y educar a los proveedores de la salud para acelerar la implementación de esta disciplina en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de forma habitual.
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